La vista es un sentido fundamental para manejar
Chequeos de rutina, especialmente a cierta edad, vienen bien a todos los conductores y mejoran la seguridad de todos.
La vista es uno de los cinco sentidos que posee el hombre para recibir información de su entorno mediante la cual tomar las decisiones fundamentales y los cursos de acción y conducta a través de los cuales conseguir sus objetivos y fines, entre ellos, la supervivencia. Esta es una verdad ancestral, es decir que se remonta a los tiempos primitivos de la humanidad, cuando el espectro de posibilidades de un ser humano se reducían meramente a la alimentación, el apareamiento y la supervivencia. El sentido de la vista, tal y como lo comprendemos y vivimos diariamente, es el resultado de miles de años de evolución en el que este corresponde y sirve a una finalidad elemental que es la de detectar riesgos y amenazas, por un lado, y elementos que sirvan al placer y a la nutrición por otro lado.
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Tal es un pequeño resumen de la gran historia de la vista, que ha acompañado a hombres y mujeres durante distintos desarrollos y complejizaciones de la actividad humana, llegando hasta el momento en el que sus traslados ya no se realizaban meramente a pie, ni siquiera a caballo. En efecto, la vista es un sentido fundamental a la hora de conducir un vehículo, tal y como lo fueron los primeros trenes y luego los automóviles y las motocicletas, siendo estos dos últimos vehículos de los más comunes entre la gente moderna.
Afortunadamente las personas, que tienen capacidades visuales diferentes debido a sus diversas condiciones genéticas, cuentan en la actualidad con muchos medios para potenciar esta capacidad, en caso de tenerla limitada, ya sea por razones congénitas o meramente por el deterioro natural que produce en la vista el paso de los años. Siendo así, es importante que todos los conductores tengan un registro y supervisión frecuente del estado de sus ojos, ya que estos son herramientas imprescindibles en el manejo.
Muchas veces una persona que padece de un deterioro en sus capacidades visuales no se percata de ello y naturaliza su situación, exponiéndose a sí mismo como a sus allegados a los riesgos que implica manejar con una vista pobre. Por eso es bueno consultar regularmente al oculista.
